Ayer me detuve un buen rato leyendo un libro
titulado “Homo Videns”. Trataba de la crítica a la evolución tecnológica y de
sus consecuencias en la sociedad desde el siglo XIX. Expresamente el autor daba
la impresión de que era amante de los libros, de los periódicos, las revistas y
entre otras cosas que estén plasmadas en papel, que por cierto desde que los
chinos la inventaron se ha convertido en un medio imprescindible de hacer
memoria de cada tarea del hombre. Pero vayamos a la idea del autor de dicho
texto, su obsesión con las hojas de papel y su pésimo concepto del uso de la
palabra; lo hacían pensar que cada invento del hombre por expandir la comunicación
o al menos hacerla más accesible se reducía al uso de la palabra y la lectura
de los escritos.
No cabe duda de que es cierto que cada uno de los
inventos del hombre se realizaron por necedad, incitada por la constante
caricia de la curiosidad. Veamos que el papel fue inventado para perpetuar
ideas, que se transformaban en mensajes para las futuras generaciones, creo sin
duda que debió empezar por eso, y pronto llegó la imprenta, el teléfono y entre
otras cosas. El autor del mencionado libro describe perfectamente la historia
de cada uno de estos artefactos, pero comete el error de creer que cada una
tiene un solo uso, o por lo menos una función, de transmitir la palabra sin mediación
de las imágenes, que son una representación de la realidad. Tratando con sumo
desprecio al televisor y al ordenador.
Hablar del propósito de cada uno de los artefactos
inventados por el hombre, se traduce entonces en pensar que los hombres los hemos
ido usando solo para lo que fueron inventadas. Pero debo afirmar, que esto no
es cierto, un claro ejemplo es el uso de la pólvora, que inicialmente fue creada
para usarse en fuegos artificiales, sin embargo, con el tiempo se empezó a usar
para fabricar cartuchos que servían para asesinar. Otro ejemplo es la invención
del cuchillo, algo más remoto, seguramente servía para cortar la carne que
nuestros primitivos no podían destrozar con los dientes, pero ahora hasta puede
ser usado en un asesinato. Entonces no podemos echarle la culpa al objeto del
uso que se le da, como lo hace el autor del texto que pretende dar una lección a
la sociedad de que comprar un televisor es desculturizar (asesinar el futuro) a
las futuras generaciones. El asunto radicaría en el libre albedrio que tienen
los productores de televisión que solo tienen el propósito de lucrar con lo
emitido, más no educar a la gente o en todo caso no les importa reproducir el
conocimiento y los hechos reales de la vida, y en suma la evolución del hombre
en sociedad.
En conclusión, no podemos afirmar que la aparición del televisor solo trajo consigo la involución cultural, muy por el contrario, se ha distorsionado su uso y para mal. Así como suceden con muchos inventos. Y la comunicación no sólo se reduce al uso de la palabra, se debe entender que la realidad no está hecha de palabras, pero esta es un medio eficaz para describirla. Así como una imagen puede generar mensajes y por ende describir la realidad. Dado que todo lo que hemos construido hasta ahora como sociedad se ha hecho a través de la observación (acción de ver la realidad que se transforma en imágenes mentales) e inmortalizado con la palabra ya sea oral o escrita. Entonces, ¿es malo tener televisor? O ¿es malo el uso que le hemos dado?

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