jueves, 4 de junio de 2020

Amante del papel

Ayer me detuve un buen rato leyendo un libro titulado “Homo Videns”. Trataba de la crítica a la evolución tecnológica y de sus consecuencias en la sociedad desde el siglo XIX. Expresamente el autor daba la impresión de que era amante de los libros, de los periódicos, las revistas y entre otras cosas que estén plasmadas en papel, que por cierto desde que los chinos la inventaron se ha convertido en un medio imprescindible de hacer memoria de cada tarea del hombre. Pero vayamos a la idea del autor de dicho texto, su obsesión con las hojas de papel y su pésimo concepto del uso de la palabra; lo hacían pensar que cada invento del hombre por expandir la comunicación o al menos hacerla más accesible se reducía al uso de la palabra y la lectura de los escritos.

No cabe duda de que es cierto que cada uno de los inventos del hombre se realizaron por necedad, incitada por la constante caricia de la curiosidad. Veamos que el papel fue inventado para perpetuar ideas, que se transformaban en mensajes para las futuras generaciones, creo sin duda que debió empezar por eso, y pronto llegó la imprenta, el teléfono y entre otras cosas. El autor del mencionado libro describe perfectamente la historia de cada uno de estos artefactos, pero comete el error de creer que cada una tiene un solo uso, o por lo menos una función, de transmitir la palabra sin mediación de las imágenes, que son una representación de la realidad. Tratando con sumo desprecio al televisor y al ordenador.

Hablar del propósito de cada uno de los artefactos inventados por el hombre, se traduce entonces en pensar que los hombres los hemos ido usando solo para lo que fueron inventadas. Pero debo afirmar, que esto no es cierto, un claro ejemplo es el uso de la pólvora, que inicialmente fue creada para usarse en fuegos artificiales, sin embargo, con el tiempo se empezó a usar para fabricar cartuchos que servían para asesinar. Otro ejemplo es la invención del cuchillo, algo más remoto, seguramente servía para cortar la carne que nuestros primitivos no podían destrozar con los dientes, pero ahora hasta puede ser usado en un asesinato. Entonces no podemos echarle la culpa al objeto del uso que se le da, como lo hace el autor del texto que pretende dar una lección a la sociedad de que comprar un televisor es desculturizar (asesinar el futuro) a las futuras generaciones. El asunto radicaría en el libre albedrio que tienen los productores de televisión que solo tienen el propósito de lucrar con lo emitido, más no educar a la gente o en todo caso no les importa reproducir el conocimiento y los hechos reales de la vida, y en suma la evolución del hombre en sociedad.

En conclusión, no podemos afirmar que la aparición del televisor solo trajo consigo la involución cultural, muy por el contrario, se ha distorsionado su uso y para mal. Así como suceden con muchos inventos. Y la comunicación no sólo se reduce al uso de la palabra, se debe entender que la realidad no está hecha de palabras, pero esta es un medio eficaz para describirla. Así como una imagen puede generar mensajes y por ende describir la realidad. Dado que todo lo que hemos construido hasta ahora como sociedad se ha hecho a través de la observación (acción de ver la realidad que se transforma en imágenes mentales) e inmortalizado con la palabra ya sea oral o escrita. Entonces, ¿es malo tener televisor? O ¿es malo el uso que le hemos dado?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Más Que Ayer

No le vuelvas a escribir, no merece tanta atención, ella ha de perderse las cosas que puedes ofrecerle.   No le hagas caso a su silenc...